Tout douce.... tout doucement

 

Muy dulce... muy dulcemente o suavemente. Ambas expresiones son adecuadas, ambas son indicativas de lo que a continuación vamos a tocar... Dulces de Cuaresma!

 

Claro que sí, o qué os pensabáis mentes calenturientas. Los dulces son la antesala de mi perdición, uno puede estar harto de todo, pero nunca y repito nunca, puede oponerse a la atracción casi universal creada entre el dulce y la necesidad humana de sentir por un momento cantos celestiales.

 

Todos aquellos que desestiman un dulce por un "Oh! es que estoy a dieta" o un "No por favor se pegan al estómago" o diferentes calamidades de esta índole (exceptuando los casos en los que un médico siempre aboga por la salud de la persona) sois unos bichos raros!!! Lo digo yo, (Enterwine no se hace responsable del contenido versado por su bloguero) más raros que los delfínes, que se pasan el día riendo y no sabes en qué mierda piensan, o que los ornitorrincos, si, si "mu bonicos" y rarillos, pero los machos tienen un espolón venenoso, es como ver un chavalín majete y medio rarillo al que ayudar y que te saque una navajilla... muy sospechoso todo.

 

Pues eso, los dulces son el equilibrio perfecto en nuestra vida, son el punto de la frase gastronómica. Uno puede comer bien, pero al final lo que siempre prevalece en la memoria es el postre; un mal postre puede echar a perder una comida, cuántas veces habremos escuchado la frase:

- Si cocina muy bien... un bacalao exquisito, oh! y las almejas, ¡qué almejas! Eso sí, el postre era mejorable.

Toma joroba. Necesitamos postres que alegren nuestra vida, todo conlleva un sentido universal y el postre es uno de ellos, sin el postre no existiría el fuego. ¿No lo creéis? Claro que sí, esos homos erectus (se extinguieron por gangrena) faltos de inteligencia, ya sabían que después de escapar de un Dientes de Sable en un día lluvioso, no hay nada como un chocolate caliente!! Para eso el fuego, para el postre tras una larga jornada.

 

Ahí lo tenéis, el postre es el gran aliado y, como no, en estos días de cuaresma también encuentra su sitio. Después de tanto castigo, penitencia, ayuno, sufrimiento,... necesitamos subir la moral y un bacalao con papas, huevo duro y pimentón mola, pero matar la faena con unas: torrijas, buñuelos de viento, rosquillas, flores fritas, buñuelos de l'Empordà, Bollitos de Cuaresma, pestiños (madre mía, pestiños!), Gañotes,...

Y, como no, aquí en Cataluña, nuestra gran triunfadora del marketing y bula eucarística, la generadora de disputas entre niños y adultos para ver quien la tiene más grande, la Mona claro está, los unos porque son críos y los otros porque son adultos.

 

Por ésto, hemos decidido en Enterwine seleccionar unos vinos dulces que acompañen estos celestiales manjares, vinos dulces que pueden hacer llorar a los ángeles. Van a ser el perfecto compañero de estos postres, pero también serán unos estupendos postres en sí mismos. Por suerte, estos vinos abundan por toda nuestra geoografía, aunque aquí hemos seleccionado seis, siendo representativos de cada lugar.

 

Esperemos los disfrutéis tanto como nosotros lo hemos hecho. Aquí os dejo con ellos y sus notas de cata.

 

El primer vino ha sido la Mistela Blanca de Celler Masroig en Montsant, monovarietal de Garnacha Blanca que, como todas las mistelas, está hecha a partir de mosto de uva y alcohol. En copa presenta un bonito color ambarino con reflejos dorados, acompañados de una caída de lágrima gruesa. Una nariz a fruta blanca almibarada, albaricoques y melocotones, trazas vegetales y uva pasa. La boca es amable y cálida, característica de estos vinos. Uva blanca pasificada, dulzona, frutos secos de cáscara, avellanas, almendras, y una acidez muy suave encabezada por esa punta alcohólica. Una mistela muy amable y agradable, con esas notas frutales.

 

Seguimos con Melante 2008 de Castillo de Maetierra (Vintae) en la IGP Valles de Sadacia (Rioja). 100% Moscatel de Grano Menudo de vendimia tardía. Se trata de un vino dulce natural, interrumpiéndose la fermentación espontáneamente cuando alcanza un grado de alcohol  y azúcar residual óptimo. De bonito amarillo pajizo con reflejos dorados, limpio y brillante. Tiene un ataque fragante a melocotones en almíbar, orejones, con un fondo terroso. Al abrirse, los frutos imperan más y las notas terrosas se funden con hidrocarburos. En boca sorprende lo vivo que está para ser un 2008; frutos pasificados a la mesa, orejones, pasas, trazas de frutos secos y más notas almibaradas acabadas en miel pura. La acidez está presente y equilibrada, dotando de gran viveza al conjunto. Vino de postre para tomar a 6-8 º y disfrutarlo mucho.

 

Casa de la Ermita Blanco Dulce nos ha supuesto un reto. Llegado de Jumilla y monovarietal de Viognier, de uvas sobremaduradas y posteriormente soleándolas para alcanzar una mayor concentración de azúcar en la uva. Prensada y fermentada en frío, parando ésta cuando alcanza los 14,5º y filtrada para evitar refermentaciones. En copa muestra un color ambarino dorado, con una ligera caída de lágrima. En nariz ofrece cierta complejidad, con un toffee muy marcado, flores marchitas, notas salinas, miel y ahumados. Un segundo paso desvela la fruta, pasas, orejones y un deje a marrón glacé muy bonito. La boca está marcada por un excesivo dulzor, imperando las notas a caramelo de miel, pastel de higos secos, una acidez que se ve superada acabando el trago en caramelo puro, de postgusto largo y marcado. Ideal para los más golosos, acompañando muy bien postres contundentes.

 

El listón lo empieza a subir Ochoa Moscatel Vendimia Tardía 2013 de Bodegas Ochoa. Monovarietal de Moscatel de Grano Menudo en tierras de Navarra, donde Javier Ochoa busco una nueva forma de elaborar un vino dulce natural de Moscatel; para eso se vale de una finca donde la sobremaduración de la variedad es posible. A la vista ofrece un amarillo pajizo de reflejos dorados, limpio y muy brillante, acompañado de una lágrima de lenta caída. En nariz es una delícia, elegante; el primer ataque es un poco alcohólico, pero si se deja reposar, acaba perdiéndolo para ofrecer notas a fruta blanca madura, trazas herbáceas y tostadas, preciosas. En boca entra fresco, notas dulces punzantes, es la variedad sobremadura la que se expresa. Fruta blanca en almíbar, agradable, elegante, una acidez equilibrada que revive al vino, alegre, ¡fantástico! Vino de gran potencia aromática, genial expresión de la Moscatel que armonizará a la perfección con foies mi-cuits o quesos azules, pero sólo se deja tomar muy bien.

 

La cosa se pone seria cuando a la mesa llega Etim Verema Tardana 2012, otra Garnacha Blanca del Montsant elaborado por Agrícola Falset-Marçà. Un vino dulce que en la última edición del certamen Grenaches du Monde ha sido premiado con una de las pocas Grand Gold Medal Proveniente de cepas de más de 70 años, estamos ante otro vino dulce natural pero con un paso por barricas de cuatro meses. En copa muestra un amarillo pajizo de reflejos verdosos, lágrima abundante y uniformada. En nariz es de una gran complejidad, notas ahumadas y a resinas de madera nueva. Flores blancas, fruta secada y piel de cítricos dulzona. En boca entra ágil, amable y fresco, de gran carga aromática, muy amplio. Seduce con frutos dulzones como el dátil, higos secos y algo de orejón. Los ahumados y tostados de la barrica aparecen al poco, vino que se ha de apreciar poco a poco, el tiempo lo va abriendo y se convierte en un gran aliado para la meditación. Vino que podrán acompañar en muchos maridajes, pero dada su complejidad, yo lo prefiero sólo escuchando lo que me pueda contar.

 

La alegría me la ha dado Sònia, otra integrante del equipo de Enterwine. Hoy a traído una sorpresa, un vino de Marqués de Alella que pronto tendremos. 6 Perfum de Viognier proveniente, como su nombre indica, de la variedad Viognier, una parte sobremadurada y la otra con botritis, dejadas fermentar hasta que ella misma se para, dejando el azúcar residual que queda. En copa muestra un precioso amarillo dorado con reflejos ambarinos, glicérico a los bordes y de densa caída de lágrima, que llega incluso a duplicarse. Nariz elegantísima, alta costura. Cítricos bien maduros, corteza de naranja al horno, flores blancas marchitas, caramelo de miel, almendras blancas, impresionante. La boca es una mezcla perfecta de cítricos, fruta blanca junto a un fondo floral, fusión que ilusiona. Se muestra fresco y elegante; otra cosa que ha demostrado es, que aún subido de temperatura, no le resta elegancia. Notas amieladas, acidez equilibrada, tostados y ahumados,... increíble, brutal. Me quedo sin adjetivos! Es un perfume en vino, ¡es alta enocostura!

 

El punto final lo pone Lustau San Emilio, un Pedro Ximénez de Sanlúcar de Barrameda, hecho como los vinos de allí, fortificado y bajo el sistema de soleras. Estos vinos a mí me enamoran; son casi indescriptibles, al igual que la sensación que dejan. En copa ofrece un color café dorado con reflejos ambarinos a los lados, y una abundantísima lágrima que se pega cual brea a las paredes de la copa. En nariz ataca el alcohol aún punzante; es un Ximénez joven, pero pronto aparecen notas a caramelo tostado en pastel, higos secos, pasas, bollería, trazas a frutos secos de cáscara. Enorme complejidad, difícil describir. La boca es enorme, pasas, higos, orejones, almendras tostadas, caramelo,... aún así la acidez lo sigue vertebrando mucho, el trago se alarga y anuncia un futuro por delante genial, estupendísimo. Vino con una gran guarda, diez años no serán nada y cuando lo vuelvas a destapar, ésto puede ser orgiástico!!

 

Como veis, no queríamos pecar en estas fechas, pero desde Enterwine pagamos la Bula y con creces, para que no nos pillen desprevenidos. Estos vinos bien lo merecen todo. Esperamos podáis compartir las magníficas sensaciones encontradas con estos impresionantes vinos. Y, como siempre, ya sabéis:

 

Probad, catad y decidid, es vuestra elección!