Variedad ancestral y arraigada a nuestro país, la Garnacha vuelve a gozar en estos tiempos de un nuevo resurgir, críticos y aficionados al vino empiezan a devolver al sitio que le pertenece, a una variedad que antiguamente gozó de mucho prestigio, pero en los últimos tiempos tuvo una pérdida de él.

 

Se le presupone el nacimiento en Alicante, pasando hacia Aragón donde se recoge uno de los primeros datos hacia el 1513 en el libro Agricultura General de Gabriel Alonso de Herrera, el cual habla de una vid a la que denomina "Aragonés", más tarde en el libro Cataluña Ilustrada de Esteban de Corbera acabará denominándola con el nombre con el que hoy es conocida.

 

Recibe una infinidad de nombres (Abundante, aleante, alicant blau, alicante, aragonés, bois jaune, cannonnadu,carignan rouge, elegante, francese, garnacha negra, garnacha gris, giró, grenache, grenache noir, lladoner, lledoner, navarre de la Dordogne, negrella, roussillon, tintilla, tinto aragonés, tocai rosso y vernatxa); ésto es debido a su explosión de mediados del siglo XIX cuando el Oidio (hongo que afecta principalmente a las hojas de la vid) atacó fuertemente. La Garnacha demostró una fuerte resistencia a dicha enfermedad, y no tardó pues, en comenzar a plantarse en mayor cantidad extendiéndose por la zona del Châtauneuf du Pape, Languedoc-Rousillon, Rioja y Cerdeña; ésto otro también fue debido a su gran adaptación a todo tipo de terrenos.

 

De vendimia un poco más tardía, vigorosa y muy productiva. Suele producir vinos de alta graduación, poco tánicos, de capa media (poco color), con notas de confitura y especias y con tendencia a la pronta oxidación. Estos factores son los que han hecho que a lo largo de los años, haya pasado de ser una de las principales variedades más plantadas del país, a perder puesto en detrimento de otras, con las que incluso la coupageaban utilizándola como guía en los vinos. Su alta graduación también la ha confinado hacia los vinos fortificados o dulces, donde goza de muy buena salud, sobretodo en Cataluña o Francia.

 

En los últimos años ha surgido una corriente de elaboradores, que han comenzado a entenderla, a tratarla como es debido, consiguiendo vinos de gran expresión y una oxidación más longeva, sobre todo en Aragón donde la DO Campo de Borja se erige como el templo de la Garnacha, en Cataluña donde está viviendo otra segunda juventud junto a variedades como la Garnacha Peluda o la Blanca, y en Almansa donde la Garnacha Tintorera empieza a ganar su puesto. Todos estos esfuerzos en una misma dirección, están recogiendo unos frutos en forma de vinos excelentes, donde la crítica mundial empieza a deshacerse en elogios.

 

Ya no es extraño ver a nuestra Garnachas ganando premios en Francia, un territorio que hasta hace bien poco nos resultaba bastante inalcanzable, o reseñas de prescriptores deshaciéndose en elogios hacia ellos. Recordemos que en la última edición del Concours International des Grenaches celebrado en Febrero de este año, más de 30 vinos españoles elaborados con Garnacha han recibido premios (Medalla de Oro y Medalla de Plata) siendo el vino de Calatayud, Baltasar Gracián Viñas Viejas 2011, premiado con la Grand Gold Medal.

 

Desde Enterwine nos hacemos eco queriéndo rendir homenaje a estos excelentes vinos de Garnacha, poniéndolos a vuestra disposición en la web.

 

Nosotros vamos a catar una selección de estos grandes vinos tintos de Garnacha y... pronto os damos cuenta de nuestras sensaciones.

 

Salud!