SIN TRUCO Y CON SANTOS.

 

Hoy toca reivindicar nuestras próximas festividades. Sí, porque se acerca el Día de Todos los Santos y la Castañada. Y perdónenme mis amigos del Norte de América, con su extenso Trick or Treat de la tan divertida fiesta de Halloween, pero no necesitamos adoptar una festividad tan maja en nuestro país.

No, su festividad es de ellos, bien bonita y divertida y si alguien se ve en la necesidad de celebrarla, que lo haga o visite tan basto continente y la disfrute.

 

Pero desde este ficticio púlpito, me veo en la imperiosa necesidad de animaros a disfrutar de nuestras fiestas. Por un lado tenemos la fiesta de la Castañada o Magosto, fiesta ancestral arraigada a los pueblos y ciudades del norte peninsular. Donde hace siglos, desde finales de Octubre y principios de Noviembre se le rinde homenaje al fuego y la castaña. Se dice que ya en el paleolítico, los hombres solían recoger castañas y bellotas. Con la llegada de Roma los castaños se extendieron y se aprovechaba como fruto de temporada, seco e incluso se hacía harina. Tras la cosecha, los aldeanos solían hacer una gran hoguera en homenaje a ella, y ahí es donde se asaban las castañas. He de decir que en algunos sitios, también se solía combinar con chorizo y el vino joven del año.

La segunda festividad es una de las que más me gustan, la fiesta de Todos los Santos. No por el carácter religioso, de donde procede esta extensa festividad. Se trata de honrar y velar durante el día a nuestros difuntos (1 de Noviembre) y sus almas (2 de Noviembre) siendo el día 1 la más celebrada festividad. Cabe decir que en Cataluña unimos la castañada a ese día.

 

Lo mejor de ese día son las historias y relatos de terror, ya sean de los de boca a boca, de me contó un amigo que un pueblo o de la más gustosa literatura, siendo Gustavo Adolfo Bécquer con su El Monte de las Ánimas, uno de los mejores y exquisitos relatos de terror para estas festividades. El otro disfrute se manifiesta corpóreamente en forma de dulce; los buñuelos de viento, los huesos de santo, castañas o boniatos asados y los panellets, el dulce típico aquí en Cataluña.

¡Dulces, dulces, dulces! a base de harina de almendras y ¡almendras por doquier! Deliciosos buñuelos de viento, rellenos de crema, o los únicos huesos que puedes comer sin que te miren mal y más con cara de envidia, o las castañas calentitas que llenan tu estomago.

 

Claro, tanta vigilia necesita de una cantidad calórica importante y más si hace frío. A la luz de una chimenea, en compañía de familiares comiendo estos dulces, sólo nos faltarán unos excelentes vinos dulces del país, que ¡para eso están!

Tan ardua tarea nos la hemos echado a la espalda, hemos cargado con esa responsabilidad y hemos emprendido una búsqueda, para daros a conocer algunos vinos ideales para esas señaladas fechas.

 

Empezamos con Néctar Terrenal de las Cavas Llopart, un cava semi-dulce en la DO Cava. Macabeo y Xarel·lo  con licor de expedición y crianza en barrica por 18 meses antes del degüelle. Carácter, trabajo y esmero, para obtener uno de los mejores cavas semi-dulces. A la vista ofrece un bonito amarillo pajizo muy brillante y limpio, rosario de burbujas de rápida ascensión. En nariz ofrece un corte clásico, varietal. Notas de crianza presentes, vegetal, bollería, cremoso, dulzón. Fruta blanca y de hueso, almendra blanca, paja seca. En boca nos ofrece un paso untuoso y dulzón, agradable. Recuerdos de orejones, pasas y frutos secos. ¡Qué delicia! Algo cálido, buena acidez y bien estructurado. Amplio, fruta blanca en segundo paso, floral, flores blancas marchitas. Largo y con un retro a pasificación notable. Excelente compañero de postres pesados, el carbónico y su acidez nos limpiarán bien la boca, dejando hueco para más bocados. También os sorprenderá con una buena tabla de quesos.

 

Ètim Ranci es una obra maestra, un reconocimiento a un pasado de la denominación. En la zona de Tarragona, eran muy comunes estos vinos ahora ya casi extintos y que los buenos elaboradores empiezan a recuperar. Desde la DO Montsant nos llega este estupendo vino, vino coupage de Garnacha y Cariñena de l'Agrícola Falset-Marçà. Pasa 1 año a sol y serena en damajuanas, unas garrafas de vidrio grandes, después se trasiegan a barricas de 500l y 600l, donde pasan una crianza de soleras, sacando en el momento del embotellado parte del vino, dejando siempre la madre para que trabaje.  En copa muestra un color naranja yodado con reflejos dorados. Recuerda a esos escudos dorados antiguos, donde la herrumbre del tiempo no puede disimular el fondo dorado. De borde glicérico y lágrima abundante. En nariz muestra fuertes notas oxidativas, recuerdos de la "solea". Fruta de hueso confitada y sobremadurada. Pasas e higos secos. Corazón especiado. Canela y naranja, untuoso, con recuerdos a crema y vainilla, cacao. Muy complejo, dejando al final un rastro de humedad. En boca entra salino, con un cuerpo cargado de frutos secos. Amplio y poderoso. Ajerezado. Fruta de hueso deshidratada. Buena acidez y de tremenda estructura. Trago largo, imperecedero. Brutal. Vino para acompañar los mejores postres a base de frutos secos, o simplemente con frutos secos. Altamente recomendable con quesos azules o para tertuliar con un fuego al lado.

 

Tenemos amigos alicantinos, que con sus moscateles y siendo tierra de naranjas, se preguntan por qué no habrán inventado ellos ésto. Par Vino Naranja es un vino del Condado de Huelva. Elaborado por la Bodega Iglesias a partir de  Pedro Ximénez y Zalema. Se crea un vino oloroso que se junta, (y aquí es donde viene la gracia) a pieles de naranja mientras macera durante 8 años en vasijas. A la vista presenta unos bonitos sepia, tirando a café de capa baja. Reflejos yodados y un menisco glicérico dejando una abundante lagrima. Nariz penetrante y dulzona. Evocador, recuerda a los bizcochos borrachos con ralladura de naranja. Corazón de chocolate, pasas y café. Notas de la crianza, tostados, cremas y un final licoroso algo calido. Paso por boca alegre, muy calida y untuosa. El carácter de la PX domina el corazón. Orejones, pasas, higos secos y dátiles. Aunque los aromas de la naranja se hacen notar y quieren mandar en el conjunto. Acompañan café, azúcar quemado y tostados. El efecto de la piel de naranja equilibra el trago, oculta el dulzor y alarga el trago. El retro viene marcado por notas cítricas, incitando a otro trago. Vino diferente, ideal para acompañar bizcochos, mojarlos en este néctar o incluso para desarrollar las artes reposteras de más de un atrevid@.

 

Yo con este vino respondo a mis amigos alicantinos, no os hace falta un vino de naranja. Casta Diva Cosecha Miel es el claro ejemplo de ello en Alicante. Monovarietal de Moscatel de Alejandría, sobre suelos de margas calcáreas blancas a 100 metros sobre el nivel del mar. Fermentadas lentamente durante 60 días, se para cuando la fermentación concentra el suficiente contenido en azúcar, añadiendo alcohol vínico en la mezcla para encabezarlo y pasarlo a una posterior crianza en roble durante 12 meses. Pasando bâttonages regulares y posterior embotellamiento sin clarificar. De bonito amarillo ámbar con reflejos dorados. Muy limpio y brillante. Menísco glicérico y abundante lágrima. En nariz ofrece notas ahumadas muy predominantes, seguidas por intensos aromas de flores blancas y miel. Corteza de naranja secando, (no hacen falta las cáscaras) canela en rama y bollería. Complejo y alegre. Paso fresco, muy floral y de marcado carácter cítrico. Una vez dentro explosiona, se hace muy amplio y llena el paladar. Aireando en boca predominan las notas de las uvas maduras de Moscatel. Buena acidez, bien equilibrado, untuoso. Se sigue abriendo y el trago es más floral si cabe, cremoso, vainilla y tostado con un final ahumado. Largo con un enorme postgusto. ¡Genial! Vino para disfrutar de postres secos, acompañará muy bien a los panellets o huesos de santo, pero ¡ojo! No os descuidéis, que pasa muy liviano y ¡engaña!

 

No les vamos a engañar, el Cream Colosia de bodegas Gutiérrez Colosia en la denominación Jerez nos tiene robado el corazón. No hay mesa donde se ponga, que no agrade a nadie y se lleve la atención de todos. Vino semi-dulce a partir de un oloroso de Palomino y con un añadido de Pedro Ximénez. Guarda reposo en sistema de criaderas y soleras por un mínimo de cuatro años. En copa ofrece un bonito caoba con un centro dorado muy luminoso y limpio. Borde muy glicerico, que deja una abundante lagrima en caída. En nariz es generoso en fruto deshidratado, pasas orejones y naranjas. Centro a frutos secos y tostados, torrefactos y sutiles notas de miel. En boca es sedoso, untuoso. Te enamoras fácilmente, de largo recorrido y nada empalagoso pese a su dulzor. La acidez esta híper equilibrada y el conjunto roza la perfección. Un segundo paso revela unas sutiles notas especiadas y de monte húmedo. ¡Enorme! Trago amplio, evocador y que alarga a un retro de marcado carácter a la Pedro Ximénez. Vino que casa con todo tipo de dulces, desde los secos a los pasteles, pasando por los frutos secos y acabando con los quesos de muchos rangos. El ideal.

 

Cerramos con una ser superior, la Moscatel de Bodegas Emilio Lustau. Lustau Moscatel Emilín es un vino creado a partir de uvas de Moscatel puestas a secar al sol. Fermentación parada para conseguir la fermentación de azúcar deseada y criado en barricas mediante el sistema de soleras y criaderas. De intenso color caoba oscuro y una capa media de reflejos yodados. Irisaciones rojizas en la capa superior y menisco glicérico. Lagrima uniformada, lenta y abundante. Nariz muy floral y cítrica. Cáscara de naranja, miel y unas jugosas notas de Crème Brûlée. Pálido. En boca deja un paso untuoso. Coronada expresión floral con un centro de marcado carácter dulzón, azúcar quemado, naranjas flambeadas y crema catalana. Punzante, amplio e intenso. Muy largo y equilibrado, de excelente acidez. Al trago lo secundan ahumados, tostados y torrefactos. Impresionante, finísimo y elegante. Alta costura para los mejores postres a base de fruta fresca y crema pastelera. Un lujo en la mesa.

 

Rescatadas nuestras tradiciones y devuelto el equilibrio, no nos queda otra que desearos un disfrute enorme. Máximo cuando estéis con unos exquisitos postres, acompañados de tan excelentes vinos. Nosotros, el equipo de Enterwine, nos hemos reunido más tarde, alrededor de una fogata, con estos postres y vinos y hemos recitado algún parágrafo del libro de Bécquer… y de verdad, la vigilia con vino y cultura, ¡es mucha vigilia!

 

Aunque como siempre os damos la voz y sabed:

 

Probad, catad y decidid. ¡Es vuestra elección!