Se acerca la semana de Cuaresma, semana en la que los creyentes deben hacer un pequeño esfuerzo gastronómico dejando a un lado la carne. En la antigüedad se trataba de un auténtico ejercicio de austeridad, ya que el Viernes Santo y el Miércoles de Ceniza se debía ayunar y abstenerse de comer comida durante el día entero, hasta llegar al Viernes de Cuaresma donde la abstinencia sólo afectaba a las comidas con carne. El ayuno se entendía como la realización de una comida al día sin lujos ni manjares.

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